Después de un tiempo sin escribir en el blog, hoy me animo a contaros como ha sido mi experiencia en la ER (Emergency room), dónde he estado todo diciembre y enero.
Lo primero que hay que remarcar, aunque suene ya a tópico
tras repetirlo en casi todas las entradas, es la gran limitación de medios con
la que se trabaja en la sala. A diferencia de las urgencias de un hospital del
primer mundo, aquí no hay grandes sistemas de monitorización, equipos de
reanimación, complejos protocolos de actuación…Y lo más crudo de todo, si no
tienes dinero para pagar mejor ni te molestes en venir. Pero… ¿cuál
es la organización de las urgencias de un hospital liberiano? ¿Cuáles son las
actuaciones que se llevan a cabo en ellas?
La organización de la ER es la siguiente: Nada más entrar
por la puerta, te encuentras una ventanilla donde trabaja Nancy, la
administrativa que se encarga de cobrar a los pacientes.
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Nancy |
Tras obtener la
tarjeta azul que confirma tu registro como paciente del hospital, entras a la
verdadera sala de urgencias, donde te espera a veces amablemente, otras veces sin ganas y
jugando con el móvil, el PA (Physician assistant) del que hablaré más adelante. En esta sala te encuentras además de la mesa donde el PA hace el triaje y anota
todos los casos, 3 boxes a mano izquierda (Uno de ellos para casos de
traumatología, quemaduras, cortes, etc) y otros 6 en otra parte de la sala,
junto a una camilla para bebés. Además está la farmacia de la ER, donde trabaja
Janet, una mujer muy simpática. Todos los medicamentos, vías, catéteres,
inyecciones etc, caben en dos armarios.
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Kollie, uno de los PA, posando para la cámara |
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Vista desde la entrada de la sala, desde donde se ve la mesa donde está el PA, y al fondo vemos a william (El auxiliar) y 3 de los boxes. |
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Camas para mujeres |
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Camas para hombres |
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Camilla para bebé |
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Janet preparando una medicación |
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Janet cogiendo una medicina del armario |
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Vista de cerca de los armarios donde guardan toda la medicación. |
El hospital dispone de una ambulancia,
a la cual no he visto hacer ningún servicio, ya que casi todos los pacientes en
estados graves venían en taxis o coches particulares acompañados de familiares
o amigos. Muchos de ellos trasportaban en brazos al enfermo hasta la misma
cama (Aunque es cierto que el hospital dispone de sillas de ruedas), incluso en varios ocasiones vi como nada más entrar en la sala los familiares
ponían al paciente en estado inconsciente en el suelo hasta que nosotros indicábamos
que lo tumbaran en una de las camas.
El equipo a cargo de la ER está compuesto por un
farmacéutico, un auxiliar, un enfermero o estudiantes de enfermería (Unas 3 ó 4
estudiantes que iban rotando cada semana) y el PA. El PA es el verdadero jefe de
la sala, encargado de hacer el triaje, diagnóstico y tratamiento de los casos
sencillos. Son capaces de hacer una anamnesis correcta, explorar, diagnosticar
y tratar al paciente ellos mismos, recetando o inyectando por vía intravenosa
los medicamentos. Unos verdaderos todoterreno.
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Ernest, uno de los estudiantes de enfermeria, tomando la tensión. |
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Abel, otro PA, relajándose a pierna suelta. |
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Libro donde registramos todos los casos. |
El título de PA se consigue tras dos años de preparación y
aunque parezca que no es tiempo suficiente para adquirir los conocimientos
médicos necesarios, tras trabajar con ellos me di cuenta que la experiencia
clínica es esencial en un trabajador de la salud, sorprendiéndome en muchas
ocasiones de todo lo que sabían. En total había 4 PA, con turnos de entre 10 y
12 horas cada uno. Por suerte tuve la oportunidad de estar al lado de todos
ellos, aprendí todo lo necesario para poder manejarme con soltura en la sala, y
en los tiempos de descanso conversar y echarnos unas risas. Prácticamente los 4
sueñan con hacer medicina, cosa difícil en este país, pues en total la carrera
son 8 años, algo que no se pueden permitir de momento por no tener el dinero
suficiente. Cuantos casos de jóvenes perfectamente capacitados para llegar lejos
habrá echado por tierra Liberia, es una verdadera pena.
Tras hacer ciertas preguntas clave, tomar las constantes
vitales, y explorar al paciente, el PA o yo decidíamos mandar las pruebas
básicas, entre ellas: Gota gruesa (Para diagnosticar malaria), Widal’s test
(Para la fiebre tifoidea), Htco (Hematocrito), recuento de células blancas y niveles
de glucosa en sangre en ayunas o sin ayunar . En casos excepcionales podíamos
pedir análisis de orina, test para enfermedad de células falciformes, grupo
sanguíneo, serologías para el diagnóstico de hepatitis o ELISA para el
diagnóstico de VIH. El paciente (O un familiar si este estaba indispuesto en
una de las camas) tenía que volver a la ventanilla por la que pasó en un
principio para pagar los tests. (Posteriormente tendrá que pasar una tercera
vez, para pagar el tratamiento que le recetemos). Los precios en las urgencias,
como en todo el hospital, dependen de si eres liberiano (5 o 6 doláres en total
para las pruebas que he escrito arriba), o un blanco viviendo en Liberia (Unos
90 dólares por las mismas pruebas). Esta es una medida que tiene el hospital
desde sus principios, una idea “robinhooniana” de cobrar más a los
presuntamente más ricos para abaratar el precio a los que menos tienen.
A partir de la anamnesis, las constantes vitales, la
exploración y los resultados de los test, decidíamos el diagnóstico y el
“protocolo” de actuación. Lo de los protocolos lo pongo entre comillas porque
en realidad no eran más que actuaciones básicas que en algunos casos conseguían
mantener estable al paciente hasta el ingreso definitivo en el hospital o para
que al día siguiente fuera a las consultas médicas. Entre las actuaciones de
urgencia estaban dar insulina en casos de hiperglucemias, sueros glucosados en
casos de hipoglucemias, furosemida o hidralazina en casos de urgencias
hipertensivas, quinina en casos de malaria severa junto con diazepam si era una
malaria cerebral, inyecciones de diclofenaco en casos de fiebres muy elevadas o
dolores muy fuertes, ciprofloxacino intravenoso en casos de fiebre tifoidea,
transfusiones de sangre en casos de anemia severa, oxígeno (Con bombonas de
oxígeno) en casos de hipoxia (Siempre y cuando tuviéramos disponible el
pulsioxímetro que nos permitía saber la saturación de O2 en sangre del paciente…Lo
cual no siempre era posible), etc. Los casos más graves eran ingresados por el
médico “on call”, el cual en ocasiones se postergaba en exceso, por lo que en
algunos casos me encargaba yo de ingresarlo o comenzar a escribir la
información necesaria para el mismo. Por otro lado, los casos leves podían
recibir la primera dosis de la medicación de forma intravenosa, y luego pautar
un tratamiento para casa o directamente les mandábamos un tratamiento a seguir
en casa.
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Niña recibiendo un suero |
Además, como comentaba más arriba, uno de los boxes estaba
dedicado a casos de traumas (Generalmente por peleas o accidentes), cortes,
quemaduras, cambios de catéteres urinarios, etc. De estos casos se hacía cargo
Marvin, el “orthopedic technician”. Con él pude poner puntos, vendajes,
escayolas, tratar quemaduras o cambiar catéteres. Marvin también quiere
estudiar medicina, pero tiene una familia a la que mantener y poco tiempo para
estudiar.
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Marvin en su box |
En este tiempo he aprendido que para trabajar en las
urgencias de un hospital es necesario tener la mente fría ante tal cantidad de
situaciones distintas que te encuentras, algunas cómicas, otras más serias y
otras simplemente… dramáticas. La gracia y el sufrimiento de estar en las
urgencias de un hospital, en pleno campo de batalla, es que te puede venir
absolutamente cualquier cosa, desde un hombre con un simple resfriado hasta un
niño convulsionando con malaria cerebral, un hombre con hemiparesia debida a un
ictus, personas con SIDA en estados muy avanzados de enfermedad totalmente
caquécticos, jóvenes con apendicitis sin dinero para pagarse las pruebas ni,
por supuesto, la cirugía o madres desoladas porque no pueden permitirse pagar
el ingreso para tratar a su bebé de una sepsis bacteriana que acabará matándole
si no se le medica.
Lo peor es cuando llegas de nuevas pensando que ya has hecho suficientes
prácticas durante la carrera (en las cuales crees que ya has visto de todo) y
has estado los meses necesarios en este país para saber manejarte ante
cualquier situación…y te encuentras con todo este percal.
Sin ni siquiera haber puesto una vía intravenosa durante la
carrera o una inyección intramuscular, ni unos míseros puntos al típico niño
loco que se tira de barbilla por el tobogán… Aquí tenía mucho que aprender.
Ponerse al lado de los trabajadores de la sala de urgencias (ninguno de ellos
médico) y reconocer que tienes que aprender prácticamente todo de ellos,
empezar desde abajo con humildad, paciencia y respeto… Yendo detrás del
auxiliar para que te enseñe algo tan básico como romper una ampolla sin
cortarte o del estudiante de enfermería para que te muestre como localizar en
un bebé la vena adecuada para poner la vía. Una cura de humildad en toda regla
que te hace recapacitar sobre todo lo que nos queda por aprender de nuestra profesión.
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Cánula, mi gran enemiga. |
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Algodones mojados con alcohol y secos, cinta adhesiva, cánula y goma. Material indispensable para poner una vía. |
Por otro lado trabajar por primera vez mano a mano con
liberianos ha sido una oportunidad de oro para conocerles y hablar con ellos de
todo un poco en los tiempos libres. Casi todos vivieron la guerra cuando eran
niños, han visto tiroteos, han perdido familiares… En cambio en el día a día no
lo manifiestan, viven con alegría, son gente de risa fácil y de bromas
continuas, no hablan nunca de ello a no ser que les preguntes, parece como si
en ellos no hubiera quedado ninguna marca o quizás simplemente son personas más fuertes de lo que nosotros estamos
acostumbrados a ver en Europa y están contentos por estar vivos a pesar de
todo. Sin tener apenas dinero, comparten su comida con los demás o te invitan a
cualquier cosa sin problema.
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Esas bolsitas de color rojo son "helados" de fresa. A los 2 minutos de salir del congelador, ya son todo líquido... |
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Marvin sucking |
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Gonzalo en una visita a la ER |
Por ejemplo, Marvin, el “orthopedic technician”, nos invitó
hace poco a una misa en su iglesia y luego a comer y a ver pelis africanas en
su casa.
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En el barrio de Marvin |
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En casa de Marvin viendo una peli nigeriana |
En la ER también conocimos a estudiantes de enfermería con
las que hemos entablado una buena amistad, haciendo intercambio cultural
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Ellas nos enseñaron Firestone |
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Y Buchanan |
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Y nosotros lo mejor de todo, ¡el embutido y la tortilla española! |
Y esto es todo lo que me apetecía contaros acerca de lo que
he vivido en la ER. Muchas vivencias, muchos momentos buenos y otros no tan
buenos, muchos momentos de tensión y de risas. Pero lo mejor es que te curtes
estando ahí, sintiéndote en un principio un poco inepto, sin saber cómo y qué
hacer mientras los demás saben perfectamente cada uno de los pasos a seguir,
hasta que sin darte cuenta eres uno más del equipo, trabajas y les ayudas,
ayudando a curar a la gente. Ha sido una experiencia muy enriquecedora, me
llevo muchos recuerdos y amigos de la ER a los que nunca olvidaré.
¡En menos de 6 semanas nos tenéis de vuelta!
Un abrazo fuerte a todos.
¡¡¡ESTUPENDO, JAVI !!!!
ResponderEliminar¡Qué maravillosa experiencia la que estás viviendo y de la que estás aprendiendo tantas cosas!
"En esta vida nadie nace sabiendo"."Lo que hace una persona también puede hacerlo otra siempre que se lo proponga"."Nunca se acaba de aprender"."Haciendo y deshaciendo el maestro va aprendiendo". "La experiencia es la madre de la ciencia" son lemas que siempre tengo muy presentes en mi día a día y que me permiten ver la vida desde otras perspectivas y en tu relato los he visto todos reflejados.
Cuánto nos alegra saber que estás/estáis tan contentos y satisfechos de la elección que tomasteis hace casi un año y de la que nunca os olvidaréis. A veces pienso que os va a dejar tal huella que vais a necesitar volver periódicamente a Liberia.
No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita ( como dice la yaya) por eso esas personas con las que estáis conviviendo son felices porque tienen la vida y lo justo y necesario para seguir adelante. Además como tienen pocas cosas con las que son felices las comparten con los demás para compartir su felicidad, en los países desarrollados tenemos el afán de tener y tener, por ello no somos tan felices y hasta tenemos miedo de que nos quiten lo que tenemos.
Nos encantan vuestras entradas y vuestras fotos en las que os vamos siguiendo y viendo lo fenomenales que os mantenéis, esperamos siempre con anhelo una nueva entrada para vivir con vosotros todo aquello..
Vamos contando las semanas que os quedan para volver para daros muchos y fuertes abrazos.
Besos para los tres
Carmen Vázquez
Hola chicos!!
ResponderEliminarSomos Alberto y Bea, somos fieles seguidores de vuestro blog desde la primera entrada y nos encanta como nos habéis acercado a ese rincón de África, a ese mundo tan lejano que desconocíamos.
Muchas gracias por dedicarle tiempo a plasmar vuestras experiencias en el blog!!
Un abrazo muy grande desde Irlanda para los tres! Disfrutad mucho de vuestras últimas semanas!
PD: ánimo con las cánulas, que sí se puede!
Enhorabuena por lo valientes que sois, por lo que estáis haciendo, por lo que estáis aprendiendo y por este extraordinario blog.
ResponderEliminarMe encanta leer vuestras entradas. Gracias por compartir con nosotros vuestro tiempo, contando vuestras experiencias y por hacer tantas fotos, que nos permiten ver cómo vive la gente en ese lugar.
Vuestras familias, y los que no lo somos, estamos muy orgullosos de vosotros.
Un fuerte abrazo,
Paloma Notario
¡¡¡¡¡¡GUAPO,GUAPO Y GUAPO!!!!!
ResponderEliminarJavi, me da mucha alegría que te vaya bien en ese país y que estés tan bien.
He leído todos los artículos que habéis escrito y me gustan mucho. Las fotos están muy bien, no te encontraba en las fotos de este último artículo y cuando te he visto me he puesto muy contenta.
Sigue aprendiendo mucho.
Besos para los tres
Tu abuela Josefa
Muchas gracias por vuestros comentarios!
ResponderEliminarToda la razón tía, nunca se deja de aprender, y lo más importante es que uno nunca se canse de hacerlo ni se de por satisfecho. En el hospital se han portado genial con nosotros y siempre nos han echado una mano cuando dudábamos en algo.
Por otro lado, exacto, aquí la gente no vive tan obsesionada por lo material, valoran más cosas tan básicas y tan dadas por hecho en nuestra cultura como por ejemplo, estar vivos un día más. Me flipa cuando por las mañanas pregunto a mis compañeros qué tal están, y muchos me contestan que bien, que dan gracias a Dios por poder vivir un día más. Me parece que partiendo de ese pensamiento, el sentirse agradecido por la simple existencia, hace más sencillo vivir con felicidad, sean cuáles sean tus circunstancias.
Muchas gracias Alberto y Bea por seguirnos, espero que os vaya genial por allí, me imagino que ya estaréis hechos todo unos doctores y que os manejaréis a la mil maravillas. Disfrutad mucho, ¡nos vemos por Madrid!
Muchas gracias también a Paloma Notario por su comentario y por seguirnos!
Y a tí Josefa, no sabía que tuvieras portátil y te conectaras a internet y todo! Vaya abuelilla más moderna tengo! jejeje. Gracias por el comentario, en nada vuelvo y nos vemos Pepa.
Un abrazo a todos, subiremos otra entrada pronto
Eso, eso. Tenéis que poner nueva entrada antes de iros.
ResponderEliminarBesos para los tres.