“Laibiria is peculiá”
Sexto día ya en Monrovia. El cambio ha sido enorme: otro
clima, otra cultura, otro idioma, otra medicina, otro continente, otro mundo…
Sin embargo, desde que llegamos el día 29 nos hemos sentido muy bien
acogidos, gracias sobre todo al hermano Patrick y al hermano George, y también
gracias a Carmen, una enfermera española que trabaja en el “Proyecto Fístula”
de Mujeres por África. A pesar de que ellos han sido los grandes artífices de
que nos sintamos tan arropados, también cabe mencionar la simpatía y amabilidad
con la que nos han recibido todos los trabajadores del hospital y el resto de
españoles que hemos conocido hasta ahora.
Ahora quiero contaros como han sido estos días (con
constancia fotográfica), las cosas que más me han llamado la atención entrando
en detalle en cada una de ellas. Puede que el texto quede un poco largo y tedioso, pero me apetece que os hagáis una idea de cómo es esto a través de lo
que escribo, que no es más que un reflejo de lo que hemos vivido estos días
aquí. Seguramente las siguientes entradas que escribamos no serán tan
descriptivas, pero creo que esta primera lo merece, por ser la primera semana,
la de los grandes cambios. Vamos allá.
Después de unas 11 horas de vuelo, dos y algo hasta Londres y otras ocho hasta Monrovia, estas últimas en plena noche, llegamos al aeropuerto de Roberts a eso de las 5.30. No dormí nada en el avión pero la adrenalina de llegar a un sitio tan distinto me mantenía a pleno rendimiento. Lo primero que nos llamó la atención al salir del avión fue la humedad tan espectacular que había, una humedad tal que te envolvía como si estuvieras flotando en una nube de vapor de agua a 25ºC de temperatura. ¡Y era de madrugada!
Al bajar del avión,
subimos a un minibús camino a las instalaciones del aeropuerto. Dentro
solo había una cinta transportadora de maletas, cogimos las nuestras
rápidamente y salimos. En la salida nos esperaba un hombre con pinta de
bonachón, era el hermano Patrick, el director del hospital. Este mandó a unos
chicos a que nos llevaran las maletas hasta el coche, y en el camino hacia él,
uno de ellos nos pidió 20 dólares de manera insistente. Caímos en la primera
novatada. Normal.
El aeropuerto estaba a 45 minutos del hospital. Durante el
viaje en coche, pudimos ver una de zona rural periférica a Monrovia. Todo el
paisaje estaba lleno de vida, típica estampa de una zona tropical.
Antes de llegar al hospital, ansiaba ver algún edificio que
indicara que ya habíamos llegado a la capital, pero no, no había edificios.
Todo eran casas bajas, con techos de hojalata oxidada y cimientos de madera
roída.
Al llegar al recinto del hospital, nos recibió la simpática
Hermana Chantal, cuyo español era excelente. Más tarde se nos presentó una mujer
rubia y con rasgos europeos… Era Carmen, una enfermera española que vive a dos
casas de la nuestra. Nos preguntó qué tal el viaje, y nos animó a ir a una
fiesta con más españoles que se iba a celebrar esa misma noche. Por supuesto,
aceptamos. Ya a la 13.30 fuimos al comedor, donde nos esperaban los Hermanos
con una comida de bienvenida.
La fiesta se celebraba en casa de una pareja de españoles,
bastante lejos del hospital, por lo que teníamos que cruzar la ciudad en coche.
Y he aquí el primer shock del viaje. En una hora pasamos de ver una ciudad tremendamente empobrecida, sin luz pública en las calles, con un tráfico
peligroso y repleta de gente andando prácticamente a oscuras por aceras
encharcadas y sin asfaltar, a cenar en una casa de lujo, con piscina, pista de
tenis y vistas al mar. ¡Menudo contraste!
Aquí en Liberia no hay clase media y si vienes a trabajar desde un país desarrollado, lo más probable es que te alojen en un sitio así. Aquí los llaman "Compounds", urbanizaciones con seguridad privada completamente blindadas y que suelen tener piscina y casas de alto standing.
A pesar de que era de noche y estaba lloviendo, Carlos y
Gonzalo decidieron bañarse en la piscina, ya que aún con todo, seguía haciendo
mucho calor.
Al día siguiente, prontito, habíamos quedado con Patrick
para que nos enseñara el hospital y nos presentara a todo los trabajadores. Me
gustó mucho la organización del hospital, con especialidades de pediatría,
ginecología y obstetricia, medicina general, cirugía general, una zona
exclusiva para mujeres embarazadas con SIDA… Cada vez que llegábamos a un
servicio, nos recibían con amabilidad y una sonrisa. Una cosa que no entendía
cuando nos presentaban era la forma de dar la mano de los liberianos, ya que
una vez que se juntaban ambas manos y se agitaban de arriba abajo, al soltar,
te intentaban pinzar el dedo corazón con el suyo propio y el pulgar. Se lo
comenté a Carlos y a Gonzalo y ellos también lo habían notado. Finalmente
supimos que era el saludo típico que se hacía en Liberia. Curioso.
Ya el martes empezamos a “trabajar”. Lo pongo entre comillas
porque en realidad estamos más rollo “estudiantes”. Obviamente y como decía Carlos
en su anterior post, el poder ayudar a los liberianos no consiste en llegar y
en un “aquí te pillo, aquí te mato” ponerse a pasar consulta solos sin ninguna
experiencia, sino que va a requerir mucho esfuerzo por nuestra parte para
cumplir ese sueño de poder ser realmente útiles aquí. Este es un punto delicado
y que nos crea bastante incertidumbre. De momento el plan es rotar un mes y
medio en el hospital por las consultas de pediatría, obstetricia y medicina
general para luego ir al centro médico que tienen en New Kru Town.
Por otra parte, Carmen nos propuso colaborar con un ginecólogo del proyecto realizando ecografías
a mujeres embarazadas. Ya el martes empezamos a practicar sobre ello por la
tarde. No hay tiempo que perder.
El miércoles fue otro día a resaltar. Fuimos a una casa de
la Cruz Roja española donde ayudan a la integración de mujeres afectadas por la
Guerra Civil sucedida entre 1989 y 2003. De nuevo el viaje en coche hasta allí
me permitió ver la ciudad y su gente.
Todo te sorprende: Un mercado local en el que se vendía pescado sin ningún tipo de higiene ni condiciones mínimas para mantenerlo fresco, edificios destrozados con marcas de disparos, lo que fue un hotel en lo alto de la ciudad en el que me contó Carmen se hospedaba Gadafi, coches que pasaban casi rozando el nuestro, 3 personas en una moto, un hombre orinando a la vez que iba andando por la calle, gente en las aceras haciendo autostop, coches de la ONU pasando cada dos por tres,
niños con uniforme que van al colegio… Todo esto lo quería inmortalizar con mi cámara pero Carmen me recomendó que no la enseñara mucho, que podían meter la mano por la ventana y robártela.
Todo te sorprende: Un mercado local en el que se vendía pescado sin ningún tipo de higiene ni condiciones mínimas para mantenerlo fresco, edificios destrozados con marcas de disparos, lo que fue un hotel en lo alto de la ciudad en el que me contó Carmen se hospedaba Gadafi, coches que pasaban casi rozando el nuestro, 3 personas en una moto, un hombre orinando a la vez que iba andando por la calle, gente en las aceras haciendo autostop, coches de la ONU pasando cada dos por tres,
niños con uniforme que van al colegio… Todo esto lo quería inmortalizar con mi cámara pero Carmen me recomendó que no la enseñara mucho, que podían meter la mano por la ventana y robártela.
A la llegada a la casa de la Cruz Roja, nos recibieron decenas de mujeres sonriendo, se notaba que estaban felices de estar allí. Habían hecho unos pasteles como parte del curso que estaban realizando. Después Rudy, el ginecólogo del “Proyecto Fístula”, dio una charla sobre la fístula obstétrica, en qué consistía, los factores de riesgo para padecerla, sus síntomas, su diagnóstico y la manera de tratarla. Toda esa información no solo era útil para las asistentes a la charla, sino que ellas mismas se iban a encargar después de transmitirla por las diferentes comunidades de la región.
Más curiosidades. El recinto del hospital consigue
electricidad gracias a dos generadores enormes que tiene (alguno de ellos debe
de estar al lado de nuestra casa porque hay un ruido tremendo), pero para
ahorrar, apagan los generadores durante 3 horas al día, entre las 15 y las 18.
Por lo tanto, en casa estamos 3 horas al día sin electricidad con todo lo que
eso conlleva. Sin embargo, durante ese tiempo, el hospital mantiene su
electricidad gracias a la que recibe de la ciudad. También son curiosos los apagones
que sufre de vez en cuando el recinto, incluido el hospital. Puede ocurrir en
cualquier momento, así que imaginaos un apagón en plena cirugía…Debe de ser
gracioso. Jejeje.
Por la tardes aún no hemos tenido la oportunidad de
patearnos la ciudad, ya que anochece a las 18.30 y nos dijeron que a partir de
esa hora no era aconsejable hacerlo. Por lo tanto, cuando anochece estamos los
3 en casa, leyendo, tocando la guitarra, hablando, escuchando música,
estudiando un poquito… También tenemos una pista de tenis en el recinto del
hospital, y la playa al lado de casa. Habrá tiempo de sobra para todo.
Todos los días comemos y cenamos con el hermano Patrick y el
hermano George. A los dos les encanta el fútbol y el otro día vimos el partido
de Champions del Madrid con ellos. La verdad que fue genial. Cuando estamos en
la mesa, nos cuentan miles de cosas sobre Liberia y puedo resumir todo lo que
nos han contado en tres palabras que repite mucho el hermano George... “Liberia
is peculiar”/Laibiria is peculiá/ (Liberia es peculiar). Y por lo que hemos
visto hasta ahora, eso parece.
Muy buena entrada, nos ayuda a conocer lo que estáis viviendo. Seguid escribiendo y poniendo fotos!
ResponderEliminarProbando, probando a poner comentarios
ResponderEliminarBien, bien. Ya puedo poner comentarios. Ahi va:
ResponderEliminarMi enhorabuena por este blog tan estupendo, por lo bien que escribís y por la buena aventura que estáis viviendo y viviréis durante estos 6 meses.
Lo que cuentas, Javi, me recuerda mucho a las sensaciones que teníamos Juanjo y yo en los viajes que hacíamos de jovencitos: contrastes enormes, amabilidad de los lugareños, carencias materiales, .....
Por favor, escribidnos todo lo que podáis. Nos encanta "leeros".
Un beso muy grande para los tres.
MJose, tía de Javi.
Hola Javi,
ResponderEliminarnos encanta tener noticias vuestras, saber que estáis muy bien, aprendiendo y disfrutando cada día.
Impresionantes las fotos y apasionantes los comentarios de todas las experiencias que estáis viviendo.
Seguid escribiendo narrándonos vuestras impresiones y vivencias así podremos acompañaros y sentiros muy cerca.
Besos y abrazos
Carmen Vázquez
¡Olé mi niño!!!!
ResponderEliminar¡¡¡Enhorabuena por esta pedazo de entrada, Javi!!! Vane y yo te escribimos un comentario la misma noche que lo publicaste pero no sabemos porque no se ha publicado.
ResponderEliminarNos encanta como escribes y como describes todo. Os imaginamos con los ojos bien abiertos para no perder detalle de nada de lo que ocurre a vuestro alrededor. Exprimid al máximo la experiencia.
Todos estamos deseando que llegue el próximo viernes para leer la siguiente entrada.
Un abrazo primo
Carlos
Acabo de oir en la cope a la Hermana Chantal. A causa del Ébola, ha muerto el hermano Patrick, y han cerrado el hospital. Toda la comunidad de la hermana Chantal está con fiebre y otro sacerdote españoll, Miguel Pajares, está mal y no coge el teléfono. Las autoridades liberianas no han ido todavía a cogerles muestras para ver si también tienen Ebola. Ha pedido desesperadamente la ayuda del Gobierno español. He encontrado vuestro blog buscando "Chantal, Liberia" en google. No sé si podéis intentar ayudar a esta gente haciendo alguna llamada. Por eso os escribo.Un saludo, Carlos Vidal
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