lunes, 25 de noviembre de 2013

Un impulso desde el otro lado

Esta entrada intenta sentar un nuevo estilo dentro de nuestro blog: en vez de entradas largas y espaciadas en el tiempo, contando muchas cosas, vamos a intentar hacer entradas más cortas, semanalmente a poder ser, y contando situaciones más concretas. Vamos a ello... ¡por la puerta grande! 
Entrada principal del St. Joseph`s Catholic Hospital
 Esta vez toca hablar de lo acontecido la última semana en el hospital y también en nuestras vidas: la visita por parte de un equipo de cirujanos (urólogos concretamente), para llevar a cabo un intensivo de diagnóstico y operaciones dentro del marco de la urología, especialidad totalmente deficiente en este país y que la población más envejecida no puede dejar de echar de menos. Este equipo procedía del hospital San Rafael de Madrid, hospital que pertenece a la orden de San Juan de Dios (la misma de nuestro hospital aquí), y representaba un porcentaje alto de la plantilla urológica del hospital San Rafael.

Javi y yo habíamos quedado a comer con ellos unos días antes de nuestro viaje, en septiembre, para ir conociéndonos y planear un poco el apoyo que les podíamos dar como médicos durante su estancia aquí.  Ya en ese momento nos sentimos muy bien acogidos por ellos, como uno más del equipo (acostumbrados como estábamos a ser tratados como “el estudiante: el último mono del hospital” durante la carrera, esto nos gustó mucho y nos hizo sentirnos bastante en sintonía con ellos). Y esta buena relación se mantuvo durante la semana pasada. Entre las tareas que nos ofrecían para asumir estaba el ayudar a seleccionar los pacientes desde aquí (cosa en la que no intervinimos mucho porque se encargó un traumatólogo del hospital), y una vez aquí ayudarles en el quirófano a operar, y también fuera  de él, a organizarse y relacionarse con el entorno desconocido del hospital. 

De izquierda a derecha: El padre Miguel, Eldiberto, Juan (secretario del embajador), yo, Javi, Gonzalo, María José, Ricardo, Miguel Ángel y Fernando
Dentro del equipo había 3 cirujanos y un anestesista. Además está María José, una enfermera que ha venido a apoyarles y que ha aprovechado para quedarse un par de semanas más en el hospital. Dentro del equipo, además de María José, estaba Miguel Ángel, el anestesista que es además médico militar y comandante del Ejército, Fernando, nombrado líder por el resto al ser “el que más se queja”,  Eldiberto, que como se encargó bien de hacernos saber… es todo un experto en trasplante renal y ha realizado esta operación más de 500 veces (le dijimos que si no salía en wikipedia nos íbamos a encargar de hacerle la entrada) y Ricardo, el más joven del grupo, que fue residente de Eldiberto hace poco tiempo, y al contrario que él, era el que mejor nos trataba al operar.
Detalle del techo de la zona de los quirófanos
Las máquinas, aunque algo antiguas ya, son de buena calidad

El día a día durante la semana fue bastante intenso, quitando el domingo que fuimos a comer con ellos y a visitar Monrovia (su estancia nos ha valido para ser invitados a cada cena y comida a la que les han convocado, la mayoría organizadas por Juan, el embajador, en los sitios “caros” de Liberia y que superan un poco nuestro presupuesto –estamos hablando de 30-40 dólares  por persona-.) Por cierto que en una de estas cenas tuvimos la suerte de ver aparecer una tortuga salvaje, de esas que llegan a los 100 años, ya que el restaurante estaba en la propia playa. Aquí la tenéis:


Por las mañanas nos levantábamos pronto, para estar a las 8 en el hospital (alguno de nosotros 3 lo lograba y otros no…), donde la actividad solía consistir en pasar consulta y operar en los quirófanos. A la hora de las consultas resultábamos bastantes útiles, ya que tras más de mes y medio aquí nos empezamos a manejar bien con la jerga liberiana. Ha sido muy típico, tras un speech  en correcto inglés de uno de los urólogos a cualquiera de los pacientes, que alguno de nosotros tuviera que decir negando con la cabeza: “no te ha entendido”. Así que al final nosotros acabamos transformando las preguntas, o la enfermera si se encontraba allí, a un inglés inteligible. Por ejemplo: “Do you urinate too frequently?” había que transformarlo en “you pee pee fast fast?”.
Miguel Ángel poniendo el propofol... a este paciente le
quedan dos segundos antes de dormir.
María José en plena faena
En el quirófano sin embargo perdíamos cualquier tipo de ventaja y pasábamos a ser completos e inexpertos aprendices. Al menos las pocas nociones de cirugía práctica recibidas durante la carrera nos sirvieron para no hacer el ridículo (por ejemplo el mantenimiento de una asepsia adecuada o de una vestimenta correcta), sin embargo ninguno nos acordamos ya de cómo se daban los puntos adecuadamente, si es que alguna vez lo habíamos aprendido, ni mucho menos sabíamos seguir y apoyar adecuadamente al cirujano principal como ayudantes en la operación. Todo esto nos lo recordaron y enseñaron con gusto y la experiencia acabó resultando muy interesante, sobre todo en las cirugías sencillas que repitiéndolas un par de veces se quedaban aceptablemente grabadas en la mente. Sin embargo, no nos libramos de las bromas típicas que Eldiberto debe estar acostumbrado a hacer a sus residentes en el Ramón y Cajal, frases tan divertidas como: “Oye… y tú… ¿sabes hacer algo bien?” mientras intentabas dar nervioso los primeros puntos de los últimos años o incluso de tu vida. Aunque la que se llevó la palma de oro fue esta: “Oye Miguel Ángel” (dirigiéndose al anestesista, que es el encargado de poner los fármacos al paciente durante la operación) “¿Tienes levodopa por ahí?”. A lo que Miguel Ángel puso total cara de incomprensión, ya que durante una operación a nadie se le ocurriría ponerle al paciente levodopa, un fármaco que se usa para tratar el párkinson día a día. Sin embargo, las risas empezaron a inundar la sala cuando la gente entendió que era por uno de nosotros, que con las manos temblando, intentaba con poco éxito ponerle puntos al paciente (dormido este, afortunadamente).

Con el paso de los días fuimos cogiendo más habilidad quirúrgica, Eldiberto cambió sus palabras de burla cariñosa por otras de ánimo y admiración por nuestra mejora, y también nos interesamos mucho por el trabajo de Miguel Ángel, que se valía de máquinas un tanto antiguas para hacer el mismo trabajo que hace en España. Nos gustó aprender que fármacos se usan para inducir el sueño a los pacientes (a él le gustaba decir que Dios había sido el primer anestesista de la Historia, ya que “introdujo a Adán en un profundo sueño”), o cómo hacer para mantener la respiración de forma artificial durante ese sueño farmacológico… y finalmente cómo despertarles. Además de todo esto, Miguel Ángel nos fascinó con varias de sus aventuras vividas en el Ejército… sobre todo las de su estancia en Bosnia en los 90. Las condiciones en las que vivió allí, la misión de paz que tenían, las anécdotas que iban surgiendo (muchas de ellas en torno al valorado jamón serrano, que allí era más preciado que el oro), y sus explicaciones sobre cómo es la vida de un médico militar, que sobre todo para los que les guste viajar es toda una oportunidad.


Uno de los pacientes que operamos, aceptó que le hiciera una foto




Javi poniéndose los guantes con toda precaución, para mantener la esterilidad

Ha resultado que los quirófanos salen rentables para las fotos artísticas...
¡ahí va la primera!















Carmen, coordinadora del Proyecto Fístula,
echándonos una mano
 Entre operación y operación también daba tiempo a vivir situaciones complejas, algunas auténticos golpes emocionales. El mayor para mí fue ver como una estoica liberiana, de gesto impenetrable… comenzaba a sollozar tras decirle que no íbamos a poder operarla. Que no podíamos hacer nada para mejorar su caso. Su llanto (que ya de por si era impactante, pues no había visto nunca a una liberiana llorar, y mucho menos ante un blanco) era el de una persona que ha perdido toda esperanza: si unos cirujanos blancos, del mundo desarrollado, del mundo de los rascacielos y las máquinas inteligentes, no eran capaces de operarla… no quedaba más que resignarse a una vida de enfermedad, y en su caso además, a una vida de marginación social debido a su enfermedad, una fístula vésico-vaginal que condena a sus portadoras a la soledad. El momento se me quedó grabado… Gonzalo, Javi y yo, junto con uno de los cirujanos, Morris (el médico del Proyecto Fistula) y la trabajadora social. Tal fue el impacto de su caso y el de otra de las chicas con fístula, que estamos intentando ahora entre los tres, junto con Carmen y con el apoyo de los cirujanos, el enviarla a Madrid a que se opere (donde allí si es posible ayudarla). Quizá recibáis noticias de esto pronto… esta vez para pediros algo de ayuda J

Javi lavandose las manos antes de la operación... de nuevo hay que mantener
la esterilidad al máximo



Manteniendo el pulmón artificial del paciente durante la operación...
 su vida en mis manos, nunca mejor dicho

Segunda foto artística

Una de las enfermeras locales del quirófano
Y ahora llega la parte filosófica de la entrada, que aparece como resultado de las conversaciones tan interesantes que mantuvimos con ellos después de las cenas, sobre todo, cuando se notaba la cercanía que da el pasar un día juntos trabajando en un país como este. La primera versó sobre un tema tan polémico como es las ventajas y desventajas que tienen una frente a otra la sanidad pública y la privada. Ellos eran muy claros: la sanidad privada les había aportado muchas cosas que no había sido capaz de darles la pública, y la defendían a capa y espada. Esto era para nosotros toda una novedad… al venir los 3 de la educación pública y de los hospitales públicos nunca nos habíamos planteado que, aparte de dinero y más independencia, la sanidad privada pudiera aportar otras ventajas. En concreto lo que más señalaban era que en el hospital público en el  que cada uno había estado (todos ellos habían empezado trabajando en la pública para acabar yéndose a la privada, menos Eldiberto que ahora compatibilizaba ambas) se les había valorado muy poco, y sobretodo, que no se les había potenciado las iniciativas que habían tenido. Nos contaban que se habían cansado de ser el que más trabajaba del servicio, el que quería probar y aprender cosas nuevas, y tener que tirar de otros menos implicados, quemándose en el empeño y perdiendo fuerzas que podían dedicar a su crecimiento como profesionales y al bien de los pacientes. Y ese es el problema de la sanidad pública a nivel del profesional, para ellos, y es que no valora el esfuerzo que hace cada persona, sino  que al valorar a todos por igual puede a veces desembocar en que no se potencie a la gente que realmente quiere hacer cosas, que es la que hace avanzar la medicina, y haga que estos se acaben asfixiando. Por eso algunos de ellos acabaron dejando plazas más que apetitosas (y seguras) en importantes hospitales públicos para lanzarse al riesgo del sector privado. Juntos acabaron formando una sociedad, a la que tuvieron que dedicar 8 meses de inversión (sin ganar nada de dinero), y que han conseguido mantener al día en las técnicas más punteras y beneficiosas para los pacientes, finalmente siendo contratada por el hospital San Rafael. Uno de sus últimos avances es que han conseguido un robot para hacer operaciones complejas (no voy a explicar en qué consiste ese aparato, pero es una pasada).
Javi antes de usar el cistoscopio
 Como decía, fue una charla muy curiosa y nueva para nosotros. Aunque para los que tengan miedo de que nos “privaticemos”, decir que no hemos perdido la fe en la sanidad pública, que es sin duda necesaria en un país (cosa que ellos también defendían, a pesar de su opinión a nivel laboral), pero fue interesante ver y entender las motivaciones, muy nobles a mi parecer, que les llevaron a tomar ese camino.
Otra de las conversaciones que tuvimos se centró en algo completamente diferente: nuestra experiencia aquí. En esta conversación uno de los cirujanos nos intentó animar y estimular a tomar nuestro trabajo aquí con empeño, nos intentó orientar un poco en cómo enfocarnos, en posibilidades que él veía, etc. La verdad es que fue todo un estímulo observar que alguien ajeno a nosotros se daba cuenta de algo importante… que estamos llegando, poco a poco, al ecuador de nuestro viaje, y que es importante pararse a pensar en qué situación vamos a querer estar, a nivel asistencial, cuando ese momento llegue. Y, por supuesto, en cómo poner los medios para ello. 

   

  

Otro dicho de anestesistas: "no podemos morir... porque no podemos pasar a mejor vida".
Sin embargo, aunque parezca que no hacen nada, tienen que tener siempre en mente la situación global del paciente durante la operación y estar preparados para cualquier incidencia. 


Tercera foto artística


Esta foto parece artística pero no lo es. Realmente a veces
había que apretar la sangre para que llegara antes al paciente.
 También cayó como tema, inevitable, la vocación del médico y la especialidad. Aquí hay dos frases que se me quedaron grabadas, una de Miguel Ángel y otra de Eldiberto. La de Miguel Ángel fue: “Los médicos tenemos votos, pero sin hacerlos” refiriéndose a los votos o compromisos que hacen los religiosos cuando deciden consagrarse, y que afectan a toda su vida. Y es que la medicina es una profesión a la que las personas se entregan y que acaba impregnando y definiendo lo que ellos mismos son, porque intuyen que es eso a lo que quieren entregar su vida, que es con lo que más bien van a poder hacer al mundo y, finalmente, lo que más felices les va a hacer. Supongo que no todos los médicos vivirán así la medicina, pero también supongo que debe haber una gran diferencia asistencial y vital entre los que lo hacen y los que no… 
¿En qué lado acabaremos?

Por otro lado Eldiberto nos regaló otra buena sentencia: “La vocación no se tiene, se descubre”. A mi esta frase me llevo a pensar que, a la hora de elegir hacia donde caminar en la vida (entre otras cosas, a la hora de elegir especialidad), es importante pensar y analizar para orientarse, para centrarse en lo que encaja contigo, pero que llega un punto en el que solo queda (y solo vale) lanzarse a caminar y a descubrir al hacer el camino si ese era el tuyo. Y probablemente al andar ese camino “descubras” que esa era tu vocación, no porque la “tuvieras” de antemano, sino porque es a la que decidiste lanzarte… y te has enamorado de ella en el camino. Toda una reflexión para avanzar con algo más de energía en las elecciones que la vida ofrece.

 
Javi en todo su esplendor
Javi en todo su esplendor
Javi en todo su esplendor
 Y dejando los temas existenciales, que como muchos ya sabéis a mí me encantan, va tocando ya acabar la entrada; que había prometido que iba a ser corta. El sábado, día 23, nos despedimos todos con una humilde cena en casa de los hermanos, en la que dio tiempo a sinceros agradecimientos entre todos. Es curioso lo que te trae una experiencia como esta… al final parte del impulso, las ideas, la sabiduría para seguir han venido desde el otro lado, desde nuestro mismo hogar (y obviamente de todos vosotros), y encima volveremos de Liberia con 5 compañeros más, con los que tenemos claro que podemos contar ahora mismo y también que podremos contar con ellos en un futuro… y cada vez más cercano. 


7 comentarios:

  1. ¡Preciosa la entrada!. Una vez más, gracias por compartir toda esa experiencia con los que estamos pensando siempre en vosotros, desde este lado.
    Un beso grande

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  2. Me encantan vuestras entradas. Gracias por compartir estas experiencias con todos nosotros! Un beso enorme (Charly, eres un existencialista!!!)

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  3. A pesar de que toda la entrada en general me ha gustado (será porque siempre fui más de quirófano que de consulta) y me ha generado algo de envidia (creo que no recuerdo lo que es un paciente vivo delante de mí), me quedo con la reflexión de que la vocación se descubre. La comparto totalmente. Creo que lo que de verdad es la Vocación con mayúscula, más que un don etéreo que se nos ha dado, es la capacidad de orientar nuestras vidas con gusto hacia lo que nos topamos en el camino.
    Me divierte leer vuestras novedades.
    Un abrazo a los tres.

    Rafa.

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  4. Olé, olé y olé! Preciosa entrada, me ha hasta emocionado, bendita empatía...

    Me han encantado 2 fotos: la de Carlos manteniendo el pulmón artificial (su vida literalmente en tus manos, qué fuerte) y la de la bolsa de sangre... Por supuesto me habéis dejado un poco así con la mujer de la fístula vesico-vaginal... un dato más: ¿qué edad tiene?
    Y por último, la cita: "La vocación se redescubre"... la comparto absolutamente, y no sólo a nivel profesional, qué bonito lo que estáis viviendo... ains!
    Un saludo muy grande desde aquí, y un abrazo cariñoso a los 3.

    PD: No tengo whatsapp, pero en Madrid hoy ha nevado!!!! así que os sugiero que pidáis una foto por ahí a algún contacto, os va a gustar seguro, estaba todo muy muy bonito!!

    Celia.

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  5. Hola chiquitos,
    aunque leí el comentario en cuanto me enteré de su publicación no os he escrito antes porque estoy muy liada.

    De nuevo os vuelvo a felicitar por todas las experiencias que estáis teniendo, por lo estupendamente que las contáis, por vuestras fotos que son magníficas, por lo que estamos aprendiendo con vosotros y sobre todo por lo agradable y bonito que es veros en traje de faena y además faenando.

    Sobre la vocación puedo contaros que claro que es algo etéreo que se siente a veces desde edades muy tempranas (lo sé por propia experiencia) pero también es cierto que la vocación a veces aparece cuando se han recorrido varios caminos y en uno de ellos descubres que eso es lo que más te gusta, lo que más te atrae, con lo que te sientes más feliz. Muchas veces el tema económico no es lo más importante sino como te sientes y como disfrutas con lo que estás haciendo.

    Se acercan las Navidades y os echaremos mucho de menos a los tres aunque sabemos que allí las celebraréis también de una manera especial que seguro que después nos vais a contar.Quiero desearos todo lo mejor en estas fiestas y que el próximo año 2014 sea el gran año para vosotros, que aprobéis el MIR y que encontréis vuestro sitio.

    Un fuerte abrazo para cada uno de vosotros
    Carmen Vázquez

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  6. :)... me encanta leer y releer vuestras entradas :)

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  7. Leo en el facebook que se aproxima una nueva entrada y me doy cuenta de que aún no he leido la anterior! imperdonable... jejeje
    de nuevo fascinado con todo lo que contáis y más aún con las fotos! tenéis que contarnos como pasáis estas fechas tan especiales por allí...
    seguid así, un abrazo muy fuerte!

    ;)

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